Conflictos de los senderistas en el Parque Natural de Los Alcornocales

 

Después de realizar senderismo por el Parque Natural Los Alcornocales y por otros Espacios Naturales durante años , los problemas con los que me he encontrado pueden agruparse en dos categorías: 1.Conflictos de Usos. 2.Conflictos de Propiedad.

En relación a la primera categoría de conflictos, éstos vienen dados cuando en la zona donde se ubica el sendero concurren diversos usos de las tierras, generalmente podemos encontrar dos fuentes típicas de conflictos , por un lado la Actividad Cinegética y por otro lado el Uso Recreativo Motorizado .

En relación a la segunda categoría básicamente el problema se origina cuando el propietario de los terrenos por donde está trazado el sendero pretende, de forma legítima o no , evitar el uso público del mismo , bien sea mediante medios pasivos ( cerramientos ) o activos ( guardas ).

A continuación analizaremos por separado cada problema:

Actividad Cinegética

Dejando a un lado mi oposición personal a este tipo de actividad depredadora de la biodiversidad y fuente directa e indirecta de extinción de especies y de degradación de ecosistemas , hay que reconocer la importancia económica del aprovechamiento cinegético del territorio en este espacio natural,como otros en Andalucía , en el que la baja rentabilidad de otros tipos de aprovechamientos forestales ha reconvertido en muchos casos las otrora fincas ganaderas en fincas cinegéticas.

El fomento de este tipo de actividad está originando toda una serie de problemas de gestión que van desde el desequilibrio en las mismas poblaciones de animales sujetas a explotación hasta la degradación de la vegetación por sobrepoblación de herbívoros, pasando por la persecución de varias especies animales consideradas perjudiciales para la rentabilidad de la explotación y la proliferación de los perniciosos mallados cinégeticos.

Pues bien , la actividad cinegética es una actividad excluyente por sí con otros usos que se puedan dar en un momento dado en el mismo territorio : cuando se caza no es posible el uso turístico del espacio , por el riesgo evidente para la integridad física de los visitantes ajenos a la actividad .

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Esta premisa , evidente para cualquiera, parece que es olvidada por los gestores públicos de nuestros espacios naturales , fomentado la práctica del « turismo cinegético» , con lo que extensas áreas de gran potencial paisajístico se ven « vedadas « así para el general disfrute de la población vecina o visitante del espacio. Nuestros montes se están convirtiendo así en un extenso « coto de caza» accesible sólo a los cazadores , dónde no se permite el turismo respetuoso con el medio e incluso termina apareciendo como una porción de territorio totalmente ajena e inaccesible para las poblaciones vecinas , de hecho , y debido a las cuotas que hay que pagar para tener derecho a abatir un determinado número de animales ( sobre todo en fincas de caza mayor ) , los cazadores que participan en la actividad son forasteros de alto poder adquisitivo , muchas veces venidos de Madrid , Sevilla u otras zonas , perpetuando así la imagen de la Andalucía del señorito de fuera en contraste con los «humildes» de aquí. Se trata por tanto de reservar una parte considerable del territorio para el disfrute de unos pocos privilegiados, venidos encima de fuera, convirtiéndose en una actividad casi «antisocial».

Descendiendo un poco al día a día , la exposición anterior se ve reflejada en la imposibilidad de realizar determinados senderos por la presencia de cazadores , al menos durante ciertos períodos del año. Imposibilidad manifiesta en tanto en cuanto si no aparece el escopetero de turno avisando de la realización de monterías u ojeos y « aconsejando» ( a veces con malos modos) que te des media vuelta , uno mismo pone tierra de por medio si andando por un sendero comienza a oír disparos cerca, porque aunque la vigente legislación prohíbe terminantemente disparar hacia un camino público e incluso en las inmediaciones de pistas y caminos forestales, en la práctica se comprueba que los escopeteros hacen lo que les da la gana y es muy posible llevarse en el cuerpo una posta perdida si alguien se atreve a seguir por un camino dónde hay matarifes , perdón, cazadores sueltos.

Y todo esto en referencia a la práctica « legal», dónde hay ojeos y monterías organizadas y , en principio , se respetan las vedas y las reglamentaciones . Porque si de lo que hablamos es de furtiveo o de una «práctica irregular» lo mejor es quitarse de enmedio lo antes posible porque en caso contrario el senderista se arriesga a convertirse en una especie de caza mayor más ( porque puede ser un potencial testigo de la comisión de delitos).

Uso Motorizado de los caminos

Bajo este epígrafe no se incluye el uso legítimo que los propietarios de los terrenos, los trabajadores de las fincas y los vecinos de la zona hacen de aquellos caminos forestales legalmente reconocidos como de vías de comunicación , dónde el tránsito con cualquier tipo de vehículo autorizado para su uso en las vías públicas según la legislación vigente es totalmente indiscutible, siempre que se respeten las más elementales normas de conducción ( velocidades adecuadas , prioridades de paso … etc). CONFLICTOS2.jpg (29743 bytes)

En cambio aquí se incluyen aquellos usos podríamos decir «recreativos» que algunos irresponsables hacen de los caminos forestales, en particular los moteros y los quads. El uso , en tiempo y formas, que estos motoristas realizan de los caminos origina un grave riesgo para el espacio y para los demás usuarios de las vías. Para el espacio porque las rodadas de estos individuos pueden causar , o agravar, problemas de erosión en los mismos firmes de los caminos y en las inmediaciones, además la posible generación de chispas en los motores recalentados de sus vehículos pueden ser causa de incendios forestales . Y para los demás usuarios porque la conducción temeraria y el poco respeto por los demás que todos , o casi todos, estos moteros exhiben pueden ser causa de accidentes y atropellos de personas con graves consecuencias, además la conducción agresiva de la que hacen gala deteriora tanto el firme de los caminos forestales que pueden dificultar el tránsito por los mismos de los vehículos de los vecinos y trabajadores de las fincas.

Aquí cabría decir que no todos los «motoristas» son unos vándalos de las pistas pero , sinceramente , hasta ahora yo sólo me he cruzado con energúmenos así que me arriesgo a generalizar.

Es absolutamente inconcebible que una persona que pasea tranquilamente por un camino forestal vea poner en riesgo su vida por culpa de unos indeseables maleducados que campan a sus anchas por los caminos , armando un escándalo insoportable con sus cacharros ( sean motos o quads) y circulando a altas velocidades incluso cuando pasan cerca de una persona o grupo de personas , exhibiendo un absoluto desprecio por los derechos de los demás.

En el caso concreto de los quads, que de un tiempo a esta parte han aparecido como setas en otoño, ignoro si estos vehículos pueden circular por cualquier tipo de vía pública ( de hecho te los encuentras en las calles de Algeciras ) y qué tipo de permisos son necesarios para conducirlos (yo he visto niños conduciéndolos ), pero de lo que no me cabe duda es que al menos en el interior de los espacios naturales protegidos su circulación está prohibida o sujeta a fuertes restricciones , así que ¿ por qué motivo aparecen impunemente por los carriles y caminos de Los Alcornocales ? , ¿ nadie los controla, no se los para y se piden documentos, permisos..etc? , la Guardia Civil y los Agentes Forestales ¿ no los ven?, ¿ no los controlan? , ¿ no vigilan los caminos?. Porque desde luego su presencia no pasa desapercibida ni sus conductores pasean discretamente o con temor , ¡campan a sus anchas! , cualquiera los puede ver cualquier fin de semana . Puedo citar de memoria algunos de mis últimos encuentros con ellos , en el carril del Monte Hoyo de Don Pedro , en Los Barrios; en el carril del Monte de La Torre , también en Los Barrios; en el carril de El Bujeo y en Las Corzas , en Algeciras; en el carril del Grupo de Montes de Tarifa… es increíble , y lo peor es que cada día hay más energúmenos practicando este «deporte».

Y los que paseamos tranquilamente ¿ qué podemos hacer? , pues cada vez que se oye alguno tenemos que salirnos del carril lo más pronto posible para evitar que nos pongan llenos de barro y de polvo e incluso con temor a que nos atropellen.

Al parecer, los organismos responsables quieren que los caminos forestales se conviertan en circuitos de carreras de trail , ¿estarán fomentando también el «turismo del motor» de igual manera que el « turismo cinegético « ?… Entonces ¿qué pasa con el turismo de naturaleza , cuyo genuino representante es el senderismo? , por lo visto habrá que practicar senderismo en los parques de las ciudades, porque en los montes pueden o bien pegarte un tiro o bien atropellarte, o en los campos de golf , ya que según nuestro querido representante de la Consejería de Turismo y Deporte , Sr. Paulino Plata, entusiasta defensor de los mismos, también forman parte del turismo de naturaleza… sobran los comentarios.

Conflictos de Propiedad

Este asunto es otra de las grandes fuentes de problemas del senderismo , conlleva la imposibilidad absoluta de la práctica de la actividad , pues si no hay caminos por los que pasear no hay senderismo. Si los caminos están cerrados con cancelas y cercados , o bien el senderista se ve acosado por los guardas de las fincas, se acabó el senderismo.Reflexionando un poco partimos de la base de que el Derecho de Propiedad está reconocido por nuestra Constitución, de acuerdo, pero en el mismo artículo dónde se reconoce ( artículo 33 ) se le pone límites, cual es la función social ; y esta función social incluye el esparcimiento y disfrute de nuestros montes por parte de los ciudadanos. Es inconcebible que un sujeto se reserve para su exclusivo disfrute miles de hectáreas de terreno , máxime si tenemos en cuenta que el paso pacífico y respetuoso por una finca privada no origina ningún perjuicio económico al propietario , el senderista no « consume» nada de la finca, si acaso el paisaje: no destruye la vegetación , no caza ni pesca , no recolecta nada , no se lleva ningún ganado… simplemente pasea. CONFLICTOS.jpg (59175 bytes)

Porque , por supuesto , siempre nos referimos al paso pacífico y respetuoso con las propiedades y aprovechamientos de las fincas y dentro de un marco de cumplimiento escrupuloso de la normativa ambiental.

Muchas veces la oposición de los titulares de las fincas al tránsito senderista por sus propiedades está ligado a la cerrazón mental de los propietarios, a una mentalidad de señorito que aún prevalece en nuestros montes y campos: la finca es suya tal y como si fuera su vivienda, ¡ como si una vivienda privada tuviera cientos o miles de hectáreas ! ( y uno , en su casa , hace lo que le viene en gana , es el derecho absoluto de propiedad) . También esta oposición está estrechamente vinculada a veces a la actividad cinegética, y así el senderista se convierte en furtivo a los ojos del titular de la explotación , o en una molestia para la práctica cinegética e incluso en un incómodo testigo que hay que evitar , cuando esta actividad se realiza de forma irregular de forma consentida por el propio gestor o propietario del coto.

El resultado es el que todos conocemos , miles de hectáreas de terreno en Los Alcornocales , y en toda Andalucía, están vetadas a la práctica senderista. Una función social , la del esparcimiento de la población en general, que la legislación forestal vigente reconoce a los montes se ve constreñida por el ejercicio « vicioso» del Derecho de Propiedad por parte de unos pocos privilegiados.

A mi entender es perfectamente compatible el ejercicio del derecho de propiedad por parte de los titulares de las fincas con el disfrute respetuoso del medio por parte de los practicantes del senderismo , sólo hace falta voluntad de acuerdo entre los gestores públicos del medio natural y los gestores privados de las fincas, y por supuesto, educación por parte del senderista.

Toda la argumentación anterior se entiende en relación al conflicto que surge en la práctica senderista por el interior de fincas privadas , práctica bastante rara por lo demás. Sin embargo el problema fundamental surge en la restricción al paso por los caminos públicos, cuestión que por increíble que parezca sigue apareciendo en demasiados casos.

Vivimos en un país dónde lo público está en permanente retroceso , las franjas de dominio público marítimo en muchos casos son ridículas ( sólo hay que pasear por cualquier playa de la provincia de Málaga ) , el dominio público hidráulico de nuestros ríos aparece usurpado por doquier y encima tenemos que aguantar que los caminos públicos , que son de todos, se vean usurpados de forma ostensible , permanente y hasta ridícula por parte de infinidad de « ladrones « de lo público ( pues eso es lo que son ,ya que se apropian de cosas que no son suyas y eso se llama robar), y nos roban a todos.

Pues bien, en el caso que nos ocupa nos encontramos con senderos que total, o parcialmente, ven impedidos su libre discurrir por cancelas cerradas o cerramientos varios . Incluso en el caso de senderos que están catalogados y publicados en guías turísticas oficiales , ahí tenemos el caso del Corredor Verde Dos Bahías, que a pesar de ser «cacareado» hasta la saciedad por muchos políticos resulta que tiene tramos cerrados por propietarios particulares colindantes que se han apropiado del camino, camino, insisto, deslindado, amojonado y publicitado por la Junta y los Ayuntamientos. ¿Qué impresión se puede llevar un turista extranjero,que, guía en mano, acude a realizar este sendero y se encuentra con una cancela cerrada y un cartel de «Prohibido el Paso»? , ¿qué puede pensar de las autoridades responsables? , qué falta de seriedad, esto sólo pasa en España, donde parece ser que el escenario del señorito terrateniente aún persiste en nuestros campos. Porque es impresentable que un señor , por mucho dinero, apellidos y poder que tenga, se apropie de un camino público señalizado y conocido por todos y no pase nada , ya puedes enviar doscientos mil e-mails de queja a la Consejería de Medio Ambiente, o a la de Turismo y Deporte, o a la que sea, el caso es que la cancela, el candado y el cartel se quedan dónde están, ¿así velan por el interés público nuestras Administraciones?... y lo más gracioso es que se sigue hablando del Corredor Verde Dos Bahías como ejemplo de vías pecuarias recuperadas para el uso público, tan tranquilamente. Para echarse a llorar …o a reír.

Una variante de estas prácticas restrictivas al derecho del libre tránsito la representa el «acoso» que la guardería de las fincas ejerce sobre el senderista . Se da el caso de guardas que vigilan con los prismáticos, o de cerca incluso, al tranquilo paseante; no indican o advierten nada pero la sensación de estar continuamente vigilado ya de por sí estropea la caminata . En otros casos te paran y te recuerdan que de aquí para allá no se puede pasar, que ni se te ocurra abrir tal o cual angarilla, que la linde de la finca es ésta o aquélla…etc, a veces lo hacen con tanta frecuencia o « pasión» que agobian al que pasea por el sendero, aunque no se salga de él ni un centímetro. El resultado de la insistencia y celo de la guardería privada es que uno no vuelva a elegir el sendero en cuestión para realizar otra excursión y que, además, desanime a cualquier conocido que te pregunte sobre el particular, «por tal camino ni se te ocurra ir». A veces incluso se pueden dar casos de guardas que prueban a ver si te pueden asustar, vas por un camino público e intentan hacerte creer que tal camino es privado porque «es un acceso a la finca tal» y por tanto te dicen que no puedes pasar por ahí …etcétera , si cuela el bulo pues magnífico, se libran del « intruso molesto» , porque ése era su objetivo.

Claro está que, posibles excepciones aparte, los guardas no son sino unos mandados que sólo hacen su trabajo siguiendo las directrices del titular de la finca, que es quién les paga y les manda impedir, en la medida de lo posible ( y a veces más allá) , el paso por la finca o las inmediaciones a cualquier paseante inofensivo.

En fin, como colofón final a estas reflexiones podemos realizar una pregunta dirigida a las Autoridades Competentes ¿ con este panorama, dónde podemos practicar senderismo , señores?. Recordemos que como ciudadanos tenemos derecho a exigir que una parte de los impuestos que pagamos se destinen a garantizar el disfrute ordenado de nuestro patrimonio natural , que los caminos públicos son de todos y que el senderismo respetuoso es perfectamente compatible con otros aprovechamientos forestales y que incluso es un potencial económico que puede ser explotado racionalmente. No todo va a ser turismo de sol, playa y golf , que es en lo que el Sr. Paulino Plata quiere que se convierta Andalucía: un « destino turístico «de playas artificiales , macrourbanizaciones de mal gusto y campos de golf hasta en la sopa.

¿ Y nuestros bosques ?, ¿Y nuestros montes ? , ¿ Y nuestro rico patrimonio natural y cultural ( huertas, acequias, molinos…) ?. ¿ Terminará todo resumido en un folleto turístico?.

José Manuel

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